Se trata de esos pequeños detalles que por no ser urgentes y por su pequeña relevancia caen en el olvido. En algunas calles de la urbanización algunas alcantarillas presentaban una embocadura quizás demasiado grande, peligrosa podría decirse en caso de volvernos cautelosos o imaginar niños en sus proximidades buscando la pelota colada o no tan niños tratando de recuperar las llaves caídas o vaya usted a saber qué. No está mal zanjar la cuestión si reconstruimos el imbornal, cerramos la gran enbocadura pero manteniendo el acceso lateral que le caracteriza y tan buenos resultados da para su función cuando las hojas del otoño cieguen la regilla. Dicho y hecho.
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